Siempre que uno tiene un reto y se acuesta sabiendo que ha
hecho los deberes bien pero que, hay factores externos que no están bajo su
control, siempre se tiende a pensar que existen posibilidades de encontrarse
más de una piedra en la camino. El domingo me levanté con una sensación rara,
era una sensación de….encontrarme francamente bien. Seguía sabiendo que
existían factores incontrolables que podían chafarme el día, por ejemplo mi
fascia (que tiende a cargarse bastante fácilmente), pero esa mañana, tomando mi
café de rigor me sentí bien, noté calma, estaba nervioso pero eran estos
nervios que molan, que te hacen estar a las vísperas de algo grande. La media
maratón eran palabras mayores, 21 kilómetros, una distancia a la que nunca me
había enfrentado y a la que tenía muchas ganas. La sensación era clara: estaba
preparado. A continuación os narro, a tiempo real, cómo viví esa gran prueba,
espero que os guste.
MEDIA MARATÓN DE MADRID
Me he levantado hace hora y pico, he dormido bien. Mi café,
mi ipod listo, mis geles…todo está preparado. He entrado en la habitación y ahí
estaba mi ropa, destaca la camiseta de nike, para mí significa mucho, es como
cuando siendo niño nos poníamos la camiseta de nuestro ídolo y salíamos a jugar
al patio con los amigos con un orgullo inmenso, así me siento yo cada vez que
me la pongo. El cercanías ha llegado puntual, y he podido llegar sin problemas
a Recoletos. Algún problema ha debido de haber porque Rodro no está aquí, y
habíamos quedado (más tarde descubriríamos que existen dos salidas en esa
estación y cada uno estábamos en una). He visto a Alfonso hace unos instantes,
qué gran persona, va a correr esta media maratón con unas ganas tremendas, y le
mueve algo muy grande, no me cabe duda que lo va a conseguir.
Y aquí estoy, hace un año y poco estaba tumbado en una
camilla recibiendo masajes, corrientes y de todo para ver si mi fascia
respondía, no tenía la certeza de que pudiera volver a correr carreras al nivel
que me gusta. Y ahora, ahora estoy aquí, a escasos segundos de escuchar la
salida y con 21 kilómetros por delante. Mi objetivo es rondar la hora y
cincuenta minutos, pero voy sin presión, eso sí, con ganas de darlo todo. Esto
se mueve, empezamos!
Salgo muy lento, casi andando, a los 500 metros ya puedo
empezar a trotar pero el ritmo es muy bajo. Me sitúo a la izquierda, pegado a
la acera, veo que todo el mundo está en el centro y quizás poniéndome en un
lateral pueda coger un ritmo adecuado. Paso el km 1, parece que esto se
normaliza, a partir de ahora podré establecer mi ritmo. Tengo claro que yendo a
4:50 podré apretar en los 8 últimos, no merece la pena ir más rápido y
arriesgarme a pifiarla. Me acuerdo de lo que me dijo ayer en Villalpando mi
amigo David, “los 10 primeros kilómetros aguanta, estate tranquilo”, eso estoy
haciendo.
Hay mucha gente en la calle, un gran ambiente, y runners hay
a patadas, cerca de 22.000.
Voy bien, este ritmo es el bueno, me siento perfecto y no
hay nada que presagie molestias o dolores a larga plazo. Paso por la zona de Ríos
Rosas y veo que en el Parque de Bomberos hay montada una buena, han sacado los
camiones y las sirenas están sonando a todo trapo, tengo los pelos de punta y
les aplaudo, bonito gesto.
Veo el puesto de agua del km 5, no voy a detenerme a beber,
estoy bien hidratado y esperaré al 10. Tengo a tiro la glorieta de Cuatro
Caminos, lo que significa que estoy ya en ese falso llano, que en realidad es
subida, que terminará en Plaza de Castilla. Las piernas van bien y de gasolina
estoy perfectamente. Decido poner una marcha más para no cargarme mucho la
media, aprieto un pelín, nada más. Sigo en mi lado izquierdo, ahí voy bien, de
vez en cuando alguno se me mete sin avisar pero eso entra en los planes de
cualquiera.
Veo Plaza de Castilla, el paso por el km 10 está cerca y las
sensaciones no pueden ser mejores. Estoy fresco, voy bien. Paso por el km 10 en
menos de 49 minutos, me vale.
La elección de la ropa ha sido idónea, la camiseta térmica me
quita el aire frío que hace, no llevo calor y la sensación es buena.
Veo las mesas de agua a escasos metros pero…es pequeña y
está a la derecha!! Si cojo agua la puedo liar, tendría que cruzar toda la
calle y el agua está a menos de 100 metros. No hay agua en la izquierda??. Pues
no, no hay. Paso por el km 11 y no he podido coger agua. Empiezo a estar
preocupado, no sé si echaré en falta hidratarme antes del km 15, espero que no.
Voy por Príncipe de Vergara, me esperan Serrano y Diego de
León. Esto es llano, e incluso hay zonas de leve bajada, así que decido darle
un puntito de velocidad a las piernas, están respondiendo bien y las noto
fuerte, es hora de que me demuestren de qué pasta están hechas. Paso por la
iglesia donde me casé y por la Embajada de EEUU, me acuerdo de mi amigo Jimmy
(bombero en NYC).
Km 14, enfilo Diego de León, quedan 7 kilómetros. Tengo
ganas de terminar pero debo centrarme en lo que tengo delante, no puedo empezar
a pensar en que me quedan 7 kilómetros, la cuesta de Alfonso XII, etc…hay que
centrarse en el aquí y en el ahora. Concentración.
Faltan 500 metros para el paso por el km 15, o lo que es lo
mismo, agua!! Llevo un gel en el bolsillo, decido tomármelo y afrontar los 6
últimos kilómetros con las reservas llenas. Me termino el gel y a los pocos
metros está el agua, en esta no me pillan, la mesa está a la derecha y ahí es
donde estoy yo. Brazo alargado, botellita a la vista y…agua! Por fin! Bebo a
sorbos pequeños y con media botellita me basta. Veo un contener amarillo a unos
metros, tiro la botella y…canasta! Es curioso, voy a pasar el km 16 y estoy
gracioso, esto no me lo esperaba yo. A los pocos metros hay otra mesa con agua,
uno se me mete, coge el agua pero no lo agarra bien y media botella termina en
mi cuerpo, en Laredo me pasó igual. La próxima carrera la hago con
chubasquero!.El gel tiene que empezar a trabajar y el agua se agradece. Km 16,
esquina del Retiro, no queda nada, “vamos coño” me digo, “no pienses, corre”.
Se me va la cabeza al día de ayer, a lo bien que lo pasamos, a los momentos
junto David, Javier, Naya, Paloma, Chema…qué afortunados somos, vivir ese día
con estos amigos y mi familia…tengo una suerte enorme. Sigo corriendo, y ese
recuerdo me ha dado un plus, corro contento, a buen ritmo, me encanta.
La música me acompaña, estuve ayer haciendo una lista de
reproducción y he acertado de lleno.
Mi primera meta está cerca, en el km 17 está mi mujer con
mis suegros y unos metros más lejos estará mi padre, que ayer disfrutó en Villalpando
corriendo los 5 kms. Me voy arrimando a la izquierda. Veo a mi mujer, le hago
una señal tipo “voy bien” y mi suegro se desgañita gritándome “vamos, vamos”.
Estoy llegando a Mariano de Cavia, y ahí están mis padres.
No pensaba que mi madre estaría allí y me he llevado un sorpresón enorme. Mi
padre me ve y empieza a gritarme “venga vamos!”, extiendo el brazo y le choco
la mano. Subidón. Quedan algo más de 3 kms y ver en 300 metros a toda mi
familia, no tiene precio. Me noto bien, qué digo bien, estoy de cojones. El
depósito de gasolina va a entrar en reserva pero eso no me preocupa mucho. Las
piernas están bien, el femoral algo cargado y los gemelos igual pero en líneas
generales voy bien. La visita de mi familia me ha dado alas, me ha dado un
chute de energía y parece que me he tomado 15 geles juntos y dos cafés.
Empiezo a echar cuentas con mi gps, si aprieto un pelín bajo
de 1:44. No hay más que hablar.
Disfruto por Reina Cristina, veo la estación de Atocha y
pienso “qué gozada correr por aquí sin tráfico”, es una maravilla. Km 18,
pasado.
Me faltan 3, estoy ya ahí al lado. Pero tengo Alfonso XII
delante. Sabía que era una subida dura pero esto está empinadísimo!, me acuerdo
de la madre del que hizo el trazado…uff, del km 18,5 al 19,5 voy a tener que
apretar los dientes. Empiezo a subir, esto duele. El gemelo se aprieta y por un
segundo temo que se me suba o que me pegue un calambre. Voy muy lento. Hay
gente a mi lado que se para y sube andando, “no me falles ahora” le digo a mi
cuerpo. El femoral está tocado, es oficial. Y encima los dos, están como
piedras. Si sigo así de lento algo se va a romper o voy a tener algún susto,
decido meter una marcha más. De fuerza estoy bien, así que no me preocupa eso,
me preocupa que, como siga así de lento voy a llegar al 20 fundido y con una
zancada muy forzada. Decidido, hay que meter una marcha más. Voy viendo huecos
y los voy utilizando, adelanto a algunos runners y decido volver a ponerme a la
izquierda donde hay bastante menos tráfico. Veo el final de la cuesta pero aún
quedan algunos metros. Ha funcionado lo de subir una marcha, estoy apretando
los dientes y los puños, las pulsaciones las tengo en Cuenca pero las piernas
han superado ese punto de principios del km 19. Bien!
La cuesta de Alfonso XII ya es historia, ha sido duro, esto
es una faena en toda regla pero queda 1 km escaso, le echo un vistazo al gps y
la media es muy buena, termino en 1:44 seguro. Estoy ya en O´Donell, hay una
marea de gente increíble esperándonos en la entrada del Retiro. Todo el mundo
aplaude, es una sensación genial verte a las puertas de terminar una media
maratón y que gente que no te conoce de nada te aplauda y anime. Hay muchos que
directamente me dan palmadas en la espalda, qué buen rollo.
Veo la meta, el cansancio ya es más que evidente pero no
quiero bajar el ritmo ahora, hay que mantenerlo y terminar a lo grande. La
gente no para de jalear. 200 metros, no me lo creo, estoy fundido pero no puedo
estar más contento, lo he conseguido.
50 metros, 40…se me escapa una sonrisa y una mirada al
cielo, “se acabó” pienso, he disfrutado como un enano pero del 18 hasta aquí
las he pasado canutas, pero eso me gusta, si no se sufriera no tendría gracia.
10 metros, 5…fin! Levanto los brazos al aire, me fijo en el
que luego será mi tiempo oficial, 1:43:41, toma ya!! No creo que pueda estar
más contento de lo que estoy ahora mismo. Estoy hecho polvo, de repente todo el
esfuerzo se me viene encima y casi pierdo el equilibrio en dos ocasiones. Cojo
la medalla de finisher, el agua, el gatorade y los pistachos. El gatorade lo
engullo, entra de cine.
Abandono la calle central y voy en dirección Puerta de
Granada, donde he quedado con la familia. Mis padres se han vuelto a casa y Elena
y mis suegros están ahí esperando. Elena sonriendo viene hacia mí, me pregunta
por el tiempo mientras me abraza, es un gran premio, lo de llegar a meta y que
la mujer de tu vida te abrace, eso mejora cualquier tiempo. Mis suegros me
saludan y veo a una gran amiga, Aida. No me puedo creer que haya ido a verme,
me hace una ilusión tremenda. Me siento muy afortunado, porque que una persona
madrugue un domingo, se meta en un Retiro plagado de gente con la única
intención de darte dos besos…me parece un gesto increíble y que dice mucha de
esta amistad. Y encima ha venido con regalo! Un brownie!! Qué poquito va a
durar…
Llega Rodro, ha hecho un tiempazo y nos damos un abrazo.
Cada uno sabemos lo que hemos sufrido y lo largo que se ha hecho el camino
hasta llegar aquí. Nos conocemos perfectamente, tenemos una grandísima amistad
y sabemos lo que significa lo que acabamos de hacer.
Fotos con las medallas y fin de fiesta. Ahora vendrá lo
mejor, celebración en Tomy Mels, con la hamburguesa de medio kilo. Ahí nos
juntaremos el club de fans, como cariñosamente llamo a mis suegros y a mi mujer,
Rodro y yo. Nos hemos ganado la burger y toca disfrutar de este momento tan dulce.
La media maratón ya está en la buchaca, he entrenado duro,
me lo he tomado en serio y he conseguido mi objetivo. No podría ser igual sin
todo el cariño y amor que me da mucha gente, hacia ellos y ellas va mi más
sincera gratitud. En especial, además de mi familia, quisiera acordarme especialmente
de: Dr. Guillermo Rodríguez, José M. Limones, familia Martínez, Gonzalo Durán y
Aída Iglesias. Sois muy grandes.
Ya estoy pensando en mi siguiente reto así que…nos vemos en
el camino!
Besos y abrazos