Villalpando 2014, la conquista de un sueño

Todo hacía presagiar una tarde histórica, ya que el año pasado vivimos una de las experiencias más bonitas que se pueden vivir dentro y fuera del atletismo. Pudimos charlar con el siempre agradable Chema Martínez y empezamos a entablar una amistad con sus hermanos que me enorgullece decir que hoy sigue creciendo.

Cuando llegamos a Villalpando nos encontramos un pueblo que latía por la familia Martínez. A cada paso que dábamos veíamos carteles de la carrera y a todo el mundo hablando de ese evento. Si el año pasado ya nos volvimos a casa impactados este año no iba a ser menos. Pudimos certificar la gran valía humana de los Martínez y hasta qué punto la amistad que nos une es sincera y verdadera. Ver a Naya con mi hijo, disfrutando,  ver que cada tontería de Pocho provocaba un sonrisa en Iker...son pequeñas cosas que emocionan porque nacen del corazón y son sinceras. 

Esta vez no pudimos contar con mis suegros pero vino mi madre que el año pasado no pudo acudir. Así pues fuimos mis padres, mi mujer, mi hijo de 10 meses, mi hermanito pequeño Rodrigo y servidor. Y como el año pasado nos volvimos a alojar en la posada los Condestables. Pero este año dimos buena cuenta de su spa.

Llegamos el sábado a la hora de comer y después de un buen plato de pasta y algo de pollo fuimos a darnos un chapuzón de agua fresquita al spa. En la posada se alojaba también el gram Shinichi, que tiene el poder de alegrar cualquier evento sólo con su presencia.

Ya por la tarde nos fuimos a recoger el dorsal a la plaza del pueblo y pudimos ver con asombro, y con alegría, que la cantidad de corredores que asistieron a esta carrera el año pasado se había multiplicado por 10 en esta ocasión. Niños, jóvenes, personas de todas las edades, de todos los sexos y de toda condición física se daban cita en la localidad zamorana para correr la que ya va por su tercera edición, la carrera Chema Martínez. Antes de la carrera de 10 y 3.5 kms iba a haber unas cuantas para los peques. Madre mia cómo vienen las nuevas generaciones!! 

Y por allí andaba Chema, haciendo las delicias de los peques y haciéndose fotos con todo el mundo. La gente le quiere una barbaridad y eso es un alegrón porque se lo merece y se lo curra. Debo decir que con la familia Noblejas tuvo un grandísimo gesto ya que pese a estar tremendamente cansado nos llamó para que no fuéramos a tomar un café con él y charlar tranquilamente de lo divino y lo humano. 

Ya metidos en la vorágine y con los nervios propios de antes de la carrera pudimos echar un ojo rapido a la tele. A las seis de la tarde comenzaba el partido que enfrentaba al Barcelona y al Atlético de Madrid con la Liga en juego. Cuando nos pusimos a calentar, aproximadamente unos minutos antes de las 7, ya sabíamos que el conjunto catalán se había adelantado en el marcador lo cual nos dejó un sabor agridulce. Nos centramos muy pronto en la carrera y a las siete y pocos minutos dieron el pistoletazo de salida.

Rodrigo y yo quisimos correr la de tres kilómetros y medio, mi padre correría la de 10 y demostraría hasta qué punto está en la mejor forma de toda su vida. Rodrigo se volvía a colocar un dorsal en el pecho después de una importante operación en la rodilla y de una rehabilitación que ha estado haciendo a conciencia. Por mi parte después del maratón me encontraba en un pico de forma bastante bueno, estaba entrenando series haciendo los kilómetros por debajo de  3.40 y quise aventurarme a esa distancia e ir al tope desde el segundo 1. Mi ilusión era terminar entre los 10 primeros de mi categoría.



He de decir que no recordaba Villalpando tan complicado pero es verdad que este año cambiaron el circuito y la mayoría del tiempo picaba hacia arriba, con lo que me fue imposible bajar de 3.45 el kilómetro. La carrera de 10 km consistía en dar tres vueltas al circuito con lo que, cuando terminara yo mi carrera, podría ayudar a mi padre en sus últimos 4 km. El calor pegaba seriamente y apenas corría el aire lo que también dificultó un poco mi rendimiento en carrera. Cuando divisé la meta iba con la boca seca y las pulsaciones en Cuenca pero con la sensación de haber ido todo lo rápido que pude y de haberlo dado todo. Terminé mi carrera en 13 minutos consiguiendo así entrar el 14 de la general y el sexto en mi categoría, mi objetivo estaba cumplido. Al poco tiempo entró Rodrigo que hizo un carrerón y lo más importante, cruzó meta sin molestias y con un grandísimo sabor de boca. Lo de menos fue el tiempo, lo realmente importante fue que en su cara volvió a brillar el amor por este deporte y la sensación de que dentro de nada le tendremos otra vez volando por las calles.

Y faltaba mi padre. Después de sentarme 2 minutos a beber agua y a bajar un poco las pulsaciones, me fui a una de las esquinas y esperé. Justo antes de salir había empatado el atleti,  quedaba mucho aun. Mientras esperaba me informaron que todo seguía igual, faltaban todavía 10 minutos y el final prometía ser agónico. Cuando vi a mi padre debo decir que le vi con el gesto un poco torcido, creo que el calor también le estaba pasando factura y previsor de mi le estuve esperando con una botella de agua. Le dió dos tragos y me hizo una señal con el pulgar como diciendo que iba bien.

Cuando me puse a tirar de él vi que podía estar entorno a un 4.40 y de hecho a ese ritmo terminó los últimos 4 kms aunque alguno se hizo a 4.35. Cuando nos separaban unos 100 metros de la meta nos informaron que el Atleti ya era campeón de Liga, con lo cual la tarde estaba siendo perfecta. Cruzamos la meta al grito de atleeeeti atleeeti y con los brazos al aire. El tiempo de mi padre estuvo en 46 minutos pelados. Llegó muerto, sin duda puso toda la carne en el asador. 

Chema y su hermano Javier habían entrado de la mano en la carrera de 10 km y David había hecho un gran tiempo en la de tres y medio. Cuando fui a ver en qué posición había quedado yo en la clasificación es cuando saltó la sorpresa o más bien el alegrón. Pude ver que mi padre había quedado campeón de la carrera en la categoría de veteranos E!! cuando se lo dijimos apenas se lo podía creer y su cara era un poema, cuando dijeron su nombre y tuvo que subir al escenario a recoger su premio Chema me miró mostrando su alegría y su sorpresa. Mi padre subió con mi hijo en brazos y disfruto de los cinco minutos de gloria que se merece, ya que ha estado sacrificandose y trabajando y entrenando muy bien para llegar a esa carrera y hacerlo como lo hizo, de sobresaliente.



Ya por la noche y después de festejar todas las alegrías en el spa de la posada pudimos irnos a tomar algo con Shinichi. Nos hicieron una tortilla de patatas que duró 10 minutos!! Qué hambre!! Mas tarde fuimos a tomar una caña con David y más amigos y asi repasar la jugada y volver a hablar de todo. No son muchas las ocasiones que tenemos de juntarnos y momentos así los exprimimos todo lo que podemos. Mi hijo se quedó con los abuelos y por ello no pudimos quedarnos mucho tiempo con ellos. 

Al día siguiente volvíamos a Madrid con una sensación inmejorable, con la victoria de mi padre, con mi sexta posición y con el retorno de Rodrigo a las competiciones. Si Villalpando ya era especial antes de este año a partir de ahora ha adquirido una dimensión mayor.

No puedo pasar la oportunidad de agradecer de corazón el trato que siempre nos brindan los Martínez tanto a mi familia como a mí personalmente. Lejos de la admiración y el terrible respeto que los Noblejas sienten por todos los Martínez, también hay un cariño y un aprecio enorme que espero siga creciendo con el tiempo. 

Mi enhorabuena y total reconocimiento a la labor de mi padre, que ha demostrado que nunca es tarde para perseguir objetivos y que la ilusión y la fe mueve montañas. 

Aún queda la carrera Norte y Sur para ponerle la guinda a una temporada perfecta. Yo perseguiré el 39 y mi padre el 44 pero pase lo que pase esta temporada ha sido genial y la sensación de vivir todo esto con mi familia no tiene precio.

 Esto no va de marca sino de momentos, y ahí tengo yo medallas por un tubo!!

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