Crónica Carrera Aranjuez 2015

"Con el freno de mano echado", éste puede ser el titular que hubiera escrito el día antes. Con un 52 en Canillejas y más ilusión que entrenamiento, con terminar en Aranjuez con un 49 iba yo a estar más feliz que Falete en el McDonalds. Lo cierto es que desayunando en casa el domingo noté un bienestar tremendo, notaba la sensación, casi olvidada ya, de que todo estuviera listo para el combate, estaba tranquilo. Seguramente tendrá algo que ver que el viernes hice un rodaje con mi padre, Rodri y Lorenzo, donde las sensaciones no pudieron ser mejores.

Así que estaba tranquilo. Fuimos a Aranjuez, en el mismo coche, mi padre, Damián y yo. Se nos dió de cine, aparcamos a escasos metros de la salida, lo que representa un triunfo en toda regla. Un frío de narices, eso sí. Pero entramos a un bar donde un cola cao caliente me puso firme. Allí nos reunimos todos, con Enrique a la cabeza que nos había hecho el inmenso favor de recoger los dorsales, infinita gratitud porque de lo contrario hubiéramos tenido que darnos un viaje que hubiera complicado mucho nuestro día.

Alberto, Guille, Damián, Enrique, mi padre y servidor, entorno a una mesa y con un buen café. El único que llevaba hinchada era Alberto, cuya novia e hija no pueden ser más agradables. Damián ya me había convencido en el coche de que saliéramos juntos Enrique, él y yo. Iban a ir a 4:30, yo no estaba muy convencido, pero pensé que lo que durara estaría bien, y a la aventura me fui.



Después de calentar y saludar a todos los miembros del team que allí nos juntamos, fuimos hacia el cajón de salida. Aquí le doy un 10 a la organización, impecable. Bien organizado por cajones y 4 salidas, fantástico. Esto no quitó que nada más salir se me empezara a meter gente y en el primer kilómetro ya había perdido de vista a Enrique y a Damián. “Bien empezamos” pensé…

Pero pasé el primer km a 4:35, y elegí no bajar el ritmo, si aguantaba esa velocidad podría terminar de categoría. Iba yo con mi musiquita, tan ricamente, disfrutando lo que podía dada la situación, e intentando no pensar mucho. Llegué al 6 muy bien, pero a partir del 7 ya el tema se complicó. Decidí bajar ritmo, ponerme a 4:45, porque vi que si seguía igual seguramente no terminara.

En ese momento sonó en mi ipod un diálogo de Rocky que tengo grabado y que en todos los momentos especiales y duros de mi vida me he puesto. Cuando Rocky dice “nadie golpea más fuerte que la vida, pero aguantas mientras avanzas…hay que avanzar sin dejar de aguantar, así es como se gana”. Aquí me emocioné un poco, porque estos meses atrás fueron difíciles, hemos tenido una pérdida en la familia, luego el tema mío de tiroides que por fortuna se queda en susto, pero menudo susto…también me acordé mucho de Carlota, a la que había visto hacía poco…y claro, las lágrimas salen. Pero las piernas seguían, y el ritmo se mantenía.

Antes de llegar al 8 vi a Elena y a Edu en un lateral, me dieron ánimos y he de decir que me vine un poco arriba. Por desgracia, la única cuesta que hay en todo Aranjuez me la pusieron en el km 8.400…y ya tenía yo las patas que ni la flamenca del whatsapp.

Último km, tocaba apretar los dientes. La marca ya estaba hecha pero si seguía bien acababa en 46. Y así fue. 46 y pico. Muy contento, le debo una caña a Trili pero dadas las circunstancias se la pago y hasta le pongo un bocadillo de jamón.

Qué carrera más bonita, qué emoción, y qué felicidad. Mi padre termino en 43, no está fuerte ni nada el abuelo… Alberto hizo un señor tiempo (56’, y estoy convencido que fue viendo los pajaritos y rascándose el bolo) y Guille otro (52’, ahí es nada). Impresionante. Damián terminó en 44, está volviendo a ser el que era, y en breve rozará el 40, estoy convencido. Enrique sacó un 43 que le supo a gloria, si las lesiones le respetan va a sacar toda esa calidad que tiene en las patas.

Y por último quiero agradecer todo el cariño recibido por parte de Ramiro Matamoros y los compañeros del clínica Menorca, y esto intento escribirlo sin ponerme a llorar, que conste. A Ramiro le tengo que reconocer, y agradecer, el cariño especial de estas semanas atrás, el que haya sabido sacar al Jose runner que era feliz sólo con correr, y que ahora está volviendo a disfrutar. Y al team…pues qué deciros, que se me pusieron los pelos de punta cuando os vi en meta y os girasteis todos para preguntarme qué tal estaba y cómo me había ido. Ana, Rebecca, David, Micra, Roberto, Rulo,…sin palabras. Enhorabuena Ana y Rebecca por esa marcaza que os abre las puertas de la internacional, os lo merecéis de aquí a Lima! Y encima mejor gente no podéis ser…



Gracias a Damián, Osquitar (que no tuvo el día pero que el cabrón está fuerte y lo sabe) y a Trili. Gracias Rodri por esos rodajitos chulos. Gracias Perdiguero, Tenorio, Salinero y cía porque no hay vez que me veáis que no tengáis un gesto de cariño. Gracias pater por no darme tregua, y por tirar de mi para volver a correr.


A todos, GRACIAS. Keep running! 

Trofeo José Cano 2015

Después de un parón más largo de lo deseado (confieso que al principio fue desmotivación y apatía), luego vinieron las pruebas médicas de mi tiroides...que afortunadamente se quedan en un susto, los dos bultos que tengo son benignos así que con medicación deberían pasar a ser historia pronto.

Afrontaba la carrera José Cano con ganas, de esas que últimamente me faltaban para todo. Iba a entrenar o a correr y tenía más ganas de terminar que de disfrutar, algo no iba bien. Una vez pasadas todas las historias que he tenido últimamente, lo cierto es que sí que me apetecía darle caña a las patas en Canillejas, y ahí que me fui. He de decir que fue porque mi padre me apuntó, porque si no seguramente me hubiera quedado en casa, pero tiró de mi, cosa que le agradezco.

Contribuyó mucho que nos juntamos buenos amigos allí, Rodro, Damián, Miguel...y un enorme Alberto que ha cogido esto del running con ganas y el tio está pletórico. Además me presentó a su colega Guille, otro más que hemos fichado para la cuchi pandi!



He de decir que no quería ir a competir, cosa imposible por mi actual estado de forma, pero sí que quería exprimir las piernas y ver cómo estaban. Disfruté de la cuesta del 6 al 7 y luego intenté apretar los dientes hasta el final. Acabé en 52 minutos, muy lejos de mi MMP (39) pero con la sensación de haber disfrutado, de haberme vuelto a sentir runner. Pasé por meta y me tiré 10 minutos tosiendo porque mi garganta no estaba al 100% pero bueno, cosa menor.

Mi padre acompañó a unas compañeras del team que terminaron en 45, y fue básicamente de campo, está como un toro el tío. Alberto terminó en menos de la hora, que es un exitazo para alguien que sólo lleva 2 meses corriendo...

Rodri tuvo problemas en el gemelo y no consiguió la marca que quería, pero llegará, porque calidad le sobra. Miguel terminó en 50, iba el pobre pendiente de no perderme pero él está en forma y yo no, así que fue inevitable descolgarme y verle de lejos. Damián volverá a su nivelazo en breve, lo tiene en las patas y encima tiene mucha voluntad, si se le mete algo entre ceja y ceja...

La organización fue un diez, como siempre. Yo disfruté mucho y recuperé esas sensaciones que daba ya por perdidas. Vuelvo a tener ganas de correr, de ponerme pequeñas metas que me lleven poco a poco a ir mejorando mi forma...En Aranjuez espero bajar de 50 minutos...piano piano pero sin perder de vista el objetivo final. Y el 31 en el Jarama, que me motiva a tope!

A todos los que habéis estado ahí GRACIAS, porque lo de sentirse querido no tiene precio, y no lo cambio por la mejor de las medallas...

Maratón de Madrid, crónica

Terminé Sevilla y no imaginaba lo que vendría después. En mi santo mis padres me regalaron las Adidas Ultra Boost y…daban un vale para el Maratón de Madrid, así que…vuelta a la carga!! Logré enganchar a mi amigo Lorenzo, aunque tampoco hizo falta insistir mucho.

 

Disponíamos de un mes escaso, pero por falta de ganas no iba a ser. Así que empezamos a hacer kilómetros…

 

Las piernas se quejaban, nos dolían cosas que antes no dolían, tuvimos que pasar varias veces por boxes, pero bueno, nada que fuera novedad, porque sabíamos a lo que nos enfrentábamos. Las dos últimas semanas fueron las más delicadas, yo empecé a notar molestias en el tensor de la fascia, y tuve que parar 3 días porque se inflamó. Lorenzo notaba pinchazos en un dedo del pie, y tuvieron que hacerle una punción seca.

 

Pese a todo, el domingo estábamos listos. Daban lluvias, y acertaron de pleno. Aunque creo que nos benefició, porque fuimos muy cómodos en todo momento. Salimos del cajón 1, con lo que no tuvimos que sufrir una salida pesada y lenta. Para mi sorpresa cogimos sitio rápido, pusimos velocidad de crucero y nos limitamos a avanzar. Obviamente tuvimos que adelantar a gente, esquivar a otros tantos, pero no nos encontramos con mucha faena.

 

Decidimos fijar el ritmo a 5.20 aprox. Y pocos fueron los kms que salieron a ese ritmo. Casi todos salían más rápidos, pero es que íbamos muy bien. Pasamos el ecuador de la prueba con unas sensaciones inmejorables. Las piernas iban frescas, no había molestias. Antes de bajar hacia la Avenida de Valladolid necesité ir al baño. Era la primera vez que, en medio de una carrera, tenía que parar. Y casi la lio, porque al entrar al baño resbalé y por poco me como la puerta…

 

Una vez solventada la parada de turno pusimos rumbo a la Casa de Campo. 1 km antes ya esperaba mi padre, con la mochilita a la espalda, dispuesto a echarnos una mano en los últimos 19 kms. Verle fue una alegría enorme, yo me acordaba del año pasado y…tela, cuando le vi lo único que me salió fue decirle “voy más jodido de lo que pensaba”. Pero esta vez era diferente, tenía otro feeling. Se unió al grupo y empezaba lo bueno, la recta final. El paso por Casa de Campo fue bien, Lorenzo me comentaba que iba algo cargado, pero tenía buena cara así que no le hice mucho caso. Mi padre iba contando chistes, hablando con otros corredores, ofreciendo agua a todo el mundo…es un fenómeno.

 

Salimos de la Casa de Campo y mi ilusión fue ver el estadio del atleti, porque el año pasado iba tan fastidiado que me lo perdí. Disfruté mucho de ese momento, los 3 íbamos de cine, con una zancada fluida, buena cara…todo de cine. Habíamos pasado el km 32 y la cosa pintaba genial.

 

Antes de llegar a Atocha nos dimos Reflex en varias zonas de las piernas que empezaban a molestarnos. Pero nada serio.

 

Nada más pasar Atocha….zas!. Sentí una punzada tremenda en la rodilla derecha, no era el tensor, era la rodilla. Y me quedaba la subida de Recoletos y la de Alcalá. Era el peor momento para tener dolor en la rodilla. Pero había que afrontarlo. Lorenzo estuvo pendiente todo el rato, y mi padre tenía cara de “no, otra vez no”. La rodilla cada vez me dolía más, el réflex no hacía nada y quedaba mucho maratón.

 

Trataba de concentrarme en otras cosas pero el dolor era intenso. Paré dos veces, me tocaba la rodilla y las manos me temblaban. No podía ser posible que pasara de nuevo lo mismo. Ibamos genial y parecía que todo se iba a truncar. Le dije varias veces a Lorenzo “tira que te haces un marcón” pero no, no quería tirar, quiso estar conmigo, cosa que le agradezco mucho y que dice mucho de cómo es. Recoletos se me hizo eterno, pero es que la subida de Alcalá…fue un infierno. Al dolor en la rodilla se le sumó que el piramidal se me estaba durmiendo, el femoral estaba hiper cargado y la zancada ya no iba bien, estaba metiendo demasiado la cadera y eso no pintaba bien. Terminamos de subir Alcalá y de repente, sin haberlo pensado previamente me viene el recuerdo de una película. Quedan 2 kms y mi cabeza me echa un cable cuando más lo necesitaba. Veo a Rocky en el suelo, medio ko, se acerca Micky y le dice “un combate no termina hasta que no suena la campana, y yo no he oído nada, así que levántate hijo de puta”. Como por arte de magia noto que mis piernas vuelven a coger velocidad, poco a poco recupero ritmo y zancada. Los gritos de Lorenzo y de mi padre me animan, no todo estaba perdido. Empiezo a correr y soy consciente de que me embalo cuando miro a mi lado y no veo ni a Lorenzo ni a mi padre. Freno un poco, me cogen, y tiramos. Entramos en el Retiro, y ponemos el turbo. Al final del todo veo el crono, si seguimos así bajamos de 3 horas y 50 minutos. Y así fue.

 

Aguantamos agua, viento, frio, zapatillas caladas. Ignoramos el dolor, las adversidades. Fuimos fuertes cuando tuvimos que serlo. Y todo mereció la pena. Yo terminé feliz pero es que Lorenzo mejoró su marca de Sevilla (conseguida un mes y medio antes) bajándola casi 7 minutos. Una barbaridad. Lo que ha hecho ha sido épico, tiene un mérito increíble.

 

Al cruzar meta nos fundimos los tres en un abrazo, estos momentos se recuerdan toda la vida. Le plantamos cara al maratón y ganamos.

 

A día de hoy ando mal, me duele todo y me noto super ko. Pero miro la medalla y se me van los males, mereció la pena todo. Y esa medalla representa la amistad, el sacrificio, las ganas de afrontar retos y de superarnos a nosotros mismos.

 

Yo no hubiera corrido el maratón si mis padres no llegan a regalarme las zapatillas, o si Lorenzo me hubiera dicho que no se apuntaba. Fueron vitales los entrenamientos en compañía, las series donde Rodro nos daba candela, los rodajes donde íbamos charlando los 4 y se pasaban los minutos volando. El Maratón de Madrid fue una oda a la amistad, 42 kms corriendo, sufriendo y siendo felices. Un amigo al lado, mi padre al otro y en meta esperando Rodro. Llovía, tenía los pies calados pero de ahí no se movió hasta que no nos vio. Me viene a la cabeza la letra de una canción que dice “es increíble que alguien genial piense que tú eres genial también”. Muchos años de amistad nos unen, pero nunca un día es igual al anterior. Todavía no es Fisio titulado, pero La Paz ha calificado sus prácticas con un 9,72 y encima ha quedado campeón de Liga con las divisiones inferiores del Leganés.  Me quito el sombrero.

 

Esta clase de momentos te enseñan lo que vale la vida. Doy gracias todos los días por haberme encontrado esa noche a Lorenzo rodando por Sanchinarro. Esta historia, sin él, no sería la misma. No me imagino afrontando otro maratón sin mi padre, sin Lorenzo, sin Rodrigo…no lo concibo.

 

Mi padre madrugó, llevó el coche al Retiro y dejó toallas y ropa seca en el maletero, para que cuando termináramos pudiéramos secarnos y volver a casa. Cogió el metro y se fue a Príncipe Pio para hacerse con nosotros los últimos 18 kms. Dos días antes se hizo una fabada espectacular para que ese día fuera aún mejor, y compró chuletones, que sabe que me encantan. La medalla es más suya que mía, porque si he retomado la ilusión por correr, me he olvidado de marcas y me he centrado en afrontar retos es por culpa suya…así de claro.

 

El año que viene Sevilla, y entre medias…seguro que algo caerá.

 

Gracias a todos, en especial a mi padre, a Lorenzo y a Rodri, porque esta cuadrilla que tenemos vale un tesoro. Nos esperan muchos más kms juntos chicos…muchos kms y muchos instantes de felicidad.

Social Media Runner

Cree el hashtag #socialmediarunner un día y de pura casualidad. Había terminado un entrenamiento y me apeteció subir mis sensaciones. Como días anteriores había creado otro hashtag #socialmediachef para colgar en Instagram los platos que preparo los fines de semana, pues pensé que sería buena idea crear otro con mi yo corredor.

 

De inmediato me di cuenta de que SIEMPRE que colgamos algo lo hacemos con el afán de compartir ese algo, de enseñar al mundo lo que hacemos, lo que pensamos o lo que padecemos. Ya no es sólo enseñarle a nuestros amigos lo que hoy hemos hecho, se trata de mostrarle al mundo entero qué hemos hecho, cómo nos hemos sentido y para qué lo hacemos. Con relativa frecuencia, porque no es que sea yo un top 20 de influencers mundiales, gente me escribe dándome su opinión sobre lo que entreno. Gente a la que no conozco, pero que pertenecen a ese mundillo y que, mediante filtros, dan con una foto, un comentario, un blog…lo que sea. Surge ahí la oportunidad de conectar, de entablar una relación con gente a la que no has visto en tu vida pero que ya tiene algo en común contigo…

 

Cuanto más me adentro en el mundo del social media más me gusta crear vínculos, contactos, relaciones. Descubres mucha gente interesante, gente que no tiene ningún problema en compartir cosas contigo, valorar ciertos aspectos de las cosas, dar sus opiniones. Es cierto que, de vez en cuando, encuentras algún tonto/a, pero tan fácil como bloquear. No obstante, los demás vínculos se estrechan conforme más los usas. Mi twitter @josenoblejasSMM tiene más de 2.000 seguidores, no es gran cosa, pero a mi me parece un mundo que 2.000 personas me sigan y un porcentaje de ellos lean las cosas que comparto. A diario me doy cuenta de las ganas que tiene la gente de compartir lo que sea, emociones, opiniones, miedos, experiencias… Por eso Twitter es mi favorito, por la diversidad y la cantidad de información a la que tienes acceso. Facebook es muy cerrado, y tarde o temprano te hartas de ver siempre los mismos contenidos de las mismas personas, pero twitter es diferente. Gracias a Twitter he conocido a gente fantástica, Cinta Martínez de Barcelona, Paco Hurtado de Murcia, tengo buena relación con gente de Latinoamérica, de Estados Unidos…es genial. Cuelgo fotos en Instagram haciendo el tonto después de correr y gente de EEUU le da a “Me Gusta”, es flipante.

 

Ahora mismo, compartiendo entrenamientos y sobre todo, las emociones y experiencias que tengo mientras entreno/corro, es cuando más cuenta me doy de lo equivocado que estaba hace un año. Me dio una marquitis tremenda, bajaba a entrenar con el equipo con ganas de competir y de salirme por los cuatro costados. Iba a carreras persiguiendo una marca, no persiguiendo la felicidad. Y me di cuenta. Fue entonces cuando me compré una pulsera, a la que adoro, que pone RUN HAPPY. Y eso es lo que me mueve ahora, ser feliz corriendo. Me olvido de marcas y de lo que haga falta, disfruto corriendo con mi padre, porque las marcas están ahí y podrás fardar con los nietos (cuando os tenga) pero correr con mi padre…eso da vida.

 

Cuando nos juntamos Rodrigo, Lorenzo, mi padre y yo…eso es magia pura. Vamos charlando, gastando bromas, metiéndonos los unos con los otros, motivándonos…y siendo felices. Nos metemos unos tutes de narices, competimos a nuestra manera y sacamos del running lo mejor, que son los momentos que nos llenan de vida. Yo ya no persigo marcas, persigo momentos que me reporten algo, que permanezcan en mi toda la vida. Ahora voy al Maratón de Madrid, porque me apetece muchísimo. Estoy disfrutando de la preparación, pero porque mi padre me echa una mano, porque Lorenzo y yo hacemos por juntarnos a diario, porque Rodrigo nos mete chispa con las series…por eso. Si estuviera yo sólo, no iría a Madrid, así de claro. Ese día cruzaré meta, abrazaré a mi hijo y a la familia, me iré a comer y dará igual que haya terminado en 3 horas o en 8…

 

Ese día compartiré mis emociones en twitter, y seguro que consigo más que simplemente colgando un tuit tipo “Maratón de Madrid 3 hrs 14 min”…que no dice nada. La gente quiere que compartas algo, que le transmitas algo, no entienden de marcas, entienden de emociones. Los comentarios que tengo en el blog son justamente de esta índole, gente que opina en función de lo que siente cuando le transmites lo que vives y cómo lo vives. Hay un universo entero deseando escucharnos, pero siempre y cuando tengamos algo que decir, y que sea de interés.

 

Besos y abrazos

 

Y Sevilla fue nuestra. Maratón 2015

3 meses de preparación, luchando contra temporales de frío ruso, lluvia, aires gélidos, nieve, placas de hielo…todo se había confabulado para hacer que la preparación para el Maratón de Sevilla fuera un auténtico infierno.

 

Muy pocos fueron los días donde pude salir a correr con una simple camiseta térmica, el resto iba hasta las cejas, con braga, gorro, guantes…y cleenex, porque cogí un catarro que estuvo conmigo 2 semanas! Por suerte, esta vez, sólo caí enfermo una vez, un día con 39 de fiebre y listo…se me aparecieron todos los fantasmas del año pasado, donde preparando Madrid caí enfermo en 3 ocasiones, claro que…así me fue luego.

 

Pero esta vez ha sido diferente. El proyecto era hacer el maratón con mi padre, así que me olvidé por completo de 10 kms y ritmos altos. Iba los miércoles con ganas de dejar a un lado mi marquitis y centrarme en lo realmente importante, disfrutar corriendo. Tuve la inmensa suerte de topar con un grupo espectacular de gente. Javi, Dani, Silvia, Noelia…todos son unos fieras, e hicieron que el camino hasta el pasado domingo fuera una auténtica delicia.

 

Los miércoles se convirtieron en días geniales, días donde tampoco volvía a casa machacado, si no con la sensación de haberlo hecho bien. Me dejaron coger las riendas y ser yo quien marcara los ritmos en los entrenamientos, así que…estaba híper feliz, me encontraba muy cómodo. Íbamos sumando kilómetros y cada vez quedaban menos semanas para la cita.

 

Las cosas iban realmente bien, las tiradas largas salían bien de ritmo y sensaciones, los días de series salían bordados, los descansos estaban muy bien estudiados…no tengo queja alguna de mis 3 meses de preparación. Además tuve la suerte de conocer a un gran amigo, Lorenzo. Fue un día donde hacía un frío espectacular, eran las 9 y pico de la noche y noto que se empieza a pegar un chaval. Le echo dos miradas y veo que es un tío como de mi edad que va sólo. Le invito a hacer los últimos kms conmigo y resulta que también estaba preparando Sevilla…

 

Resultó ser un tío súper agradable, muy buena persona y con quien fue muy fácil hacer buenas migas. Muy pronto nos juntamos con mi padre, el grupito de 3 funcionaba muy bien, incluso un día se vino con nosotros a Sanse y el tío disfrutó como un enano. Le hemos juntado también con Rodro, e igual. Somos gente sencilla y hace falta poco para llevarnos bien, y así fue. Se puede decir que Sevilla me ha regalado un amigo más, y estoy agradecido por ello.

 

Mi padre iba sumando kms y las sensaciones eran cada vez mejores. Todo el mundo le veía muy fuerte, yo uno de ellos. Hizo la media maratón de Getafe en 1 hora y 37 minutos. Eso no era normal...tenía una calidad en las piernas y estaba en un punto de forma que no había quien le tosiera.

 

Y con esas nos plantamos en Sevilla. Mis padres, mi mujer, mi hijo y servidor. La ciudad estaba volcada con la prueba y el ambiente era inmejorable. La organización un 10, una matrícula de honor en toda regla.

 

Después de recoger el dorsal, nos fuimos a comer y por la tarde nos dimos una vuelta por la ciudad. Los nervios afloraban y yo tenía ya muchas ganas de correr. En el hotel coincidimos con Elena y Edu, qué pareja más agradable. Son dos amores y dos personas de bandera con la que siempre es una alegría encontrarse.

El domingo a las 6 sonó el despertador. Bajamos a desayunar y empezamos a vestirnos tranquilamente. El bus lanzadera salía a las 8 del hotel así que íbamos con tiempo de sobra. Tuvimos la suerte de sentarnos en el bus!! Una cosa tremenda, llegamos a ir de pie y llegamos ya reventados!

 

Cuando el bus nos dejó enfilamos los cajones de salida. Estaba todo perfectamente señalizado. Ya dentro del nuestro pudimos darnos un abrazo con Rulo, de estas cosas que te salen del corazón y que notas que al otro también le sale del mismo sitio, fue un abrazo muy sentido, de 3 compañeros de equipo y de 3 personas que durante meses se han dejado la piel en el asfalto preparando un maratón.

 

Muy pronto se nos unió Lorenzo, así que podríamos salir los 3 juntos sin necesidad de estar con esperas.

 

Dieron el pistoletazo y el plan era claro, salir a disfrutar. No llevar ningún objetivo en la cabeza, ir por sensaciones, hablando mucho y ayudándonos. Establecimos un ritmo medio de 5.20, muy cómodos. Disfrutando. Como íbamos con mi padre era inevitable decirle, alguna que otra vez, que relajara el ritmo…que se embale es totalmente normal, si fuera al mismo ritmo nos tendría extrañados a todos jejejeje

 

Pasamos el medio maratón con la sensación de ir perfectamente bien. Estábamos hidratándonos bien, el gel ya había caído, la zancada iba perfecta…todo de maravilla.

 

En el 30 empezaba la fiesta, y estaba claro que el muro iba a llegar. Lorenzo iba de cine, pero a mí se me empezó a cargar mucho el muslo derecho. Algo parecido le pasaba a mi padre, pero a él se le concentró en la fascia lata. En el 32 yo hice una pequeña parada para estirar y refrescarme y cargué pilas, mi muslo se relajó y empecé de nuevo a ir fluido. Pero mi padre no mejoraba. Iba cada vez más cargado, bajando el ritmo y torciendo el gesto. En esto que vimos a Ramiro, que fue una inyección de moral, no acompañó 1 km pero nos vino bien. Del 33 al 37 íbamos piano piano, pero íbamos. En el 37,5 llegó el mejor gel de todos, estaba mi mujer con el peque en un lateral. No se limitó a saludar, mi mujer tenía a Iker en brazos y se marcó un sprint de 300 metros con nosotros. Mi hijo tenía cara de estar flipando, pero como siempre está con una sonrisa…eso nos hizo venirnos arriba.

 

Había sido un alegrón pero el cuerpo estaba decidido a seguir incordiando. En el 38 y poco mi padre siente una punzada en la fascia y empieza a cojear. Paramos unos segundos donde veo en su cara que le duele de verdad. Arrancamos de nuevo y al poco me dice que le duele menos, no sé si creerle o pensar que me engaña pero el caso es que la zancada parece haber mejorado. En el 39 la situación se complica y decido pararle. Cogemos 2 buenos vasos de agua, los bebemos enteritos, un plátano, un par de estiramientos y vuelta. Parece que ha surgido efecto. Pero al poco veo que la cosa no mejora y le convenzo de ir andando un poco. La distancia que andamos fue mínima, pero no hubo ni un sólo metro donde Sevilla no le animara. Fue impresionante. Todo esto le hizo coger fuerzas y volvió a correr, ya para no detenerse hasta meta.

 

Pasamos el 40 y el 41 a 5.50 pero aguantando. Iba mirando al suelo, no me hablada. Le preguntaba algo y me lo decía con un movimiento de cabeza. Como bajamos el ritmo, la carga de mi muslo derecho se fue haciendo insufrible. Me dió miedo que todo eso derivara en el tensor de la fascia lata, eso hubiera significado tener un problema serio a falta de 2 kms para meta. Pero aguantó bien.

 

Pasamos por el 42 y la Cartuja ya se veía. Ahí es cuando el cuerpo se olvida de todo y de repente, no te duele nada. La entrada al estadio fue muy emocionante, lloré todo lo que no lloré cuando entré por meta en Madrid. Habíamos ido de cine hasta el 32, y del 32 al 42 había sido un camino largo, con muchas piedras, con muchos problemas y situaciones desagradables pero…es un maratón, si fuera un camino de rosas lo haría todo el mundo. Accedemos a la pista y vemos la meta, de repente veo que mi padre suelta piernas y se va. Tengo que apretar para cogerle. Vamos a hacer por debajo de 4 horas, lo que significa un triunfo enorme. A escasos metros de cruzar meta juntamos las manos y alzamos los brazos al cielo, CONSEGUIDO.

 

Vemos a Lorenzo, que ha entrado 7 minutos antes y que no se ha movido de la meta hasta vernos. Nos damos un abrazo donde las lágrimas estaban a punto de escaparse… Lorenzo hizo un señor maratón, lo clavó, me quito el sombrero porque para ser el primero merece un premio al trabajo bien hecho y a la carrera bien planteada. Recogemos la medalla y de repente todo ha merecido la pena. 3 meses de preparación, de sacrificio, de sacar tiempo de debajo de las piedras, de aguantar frio, agua, nieve…de compaginar un entrenamiento duro con nuestros papeles de padres, esposos, amigos…de no dejar de lado nuestra labor profesional…

 

Hicimos 32 kms como verdaderos campeones, pero los que forjaron la leyenda fueron los 10 últimos. Mi padre se estrenaba en maratón haciendo lo que hacen los campeones, sobreponerse de los momentos malos, apretar los dientes y conseguir lo que han estado peleando. Esos 10 últimos kms los recordaremos siempre, fue cuando miramos a los ojos al maratón y le dijimos “te has equivocado de tío al que tocarle los cojones”.

 

El paso por meta, por debajo de 4 horas, es el premio a un trabajo bien hecho. Es la prueba fehaciente de que esto no entiende de edades, entiende de ilusión. Y que un maratón no es sólo disfrutar, es saber afrontar que vendrán kms donde quieras coger un taxi e irte a casa, pero ahí los campeones lo tienen claro, ahí no abandona nadie, ahí se aprietan los dientes y se avanza.

 

No tengo palabras para describir lo que sentí corriendo un maratón con mi padre. Ir charlando, ayudarnos en los momentos malos, y pasar por meta juntos. Es un momento que recordaremos siempre, que saldrá en infinidad de charlas familiares, que mi hijo verá en fotos cuando sea mayor y fardará de abuelo, porque el resto de los abuelos no hacen maratones ni quieren complicarse la vida para seguir afrontando retos. En Sevilla vivimos un momento eterno, mágico. En Sevilla dejamos nuestra senda, y ahí quedará para siempre que en 2015 un padre y su hijo corrieron 42 kms disfrutando de correr y sintiéndose orgullosos de que su mejor marca en maratón será siempre haberla terminado cogidos de la mano.

 

No puedo estar más orgulloso de mi familia, somos unos luchadores, no entendemos de obstáculos, ni de rendiciones, somos de los que pegamos puñetazos en la mesa y solucionamos las cosas, cueste lo que cueste. Por eso tenía claro que en el km 39 no había más narices que seguir. Mi padre hizo lo que hace siempre, lo que él y mi madre nos han transmitido y lo que ahora hacemos mi hermano y yo, LUCHAR. Porque no importa lo mucho que llueva, al final…siempre sale el sol. Y en Sevilla, brilló más que nunca.

 

A mi mujer Elena y a mi hijo Iker por entender tan bien mis ausencias para sacar adelante los entrenamientos. A mi hermano Alvaro y a mis amigos más cercanos, porque sin esa gasolina yo no correría tanto. A mi jefa y amiga Ariana, que con su confianza y fe en mi ha hecho que, si antes veía pocos obstáculos, ahora no vea ninguno. Vosotros ibais conmigo en cada km, y a vosotros os corresponde un trozo de medalla.

Cuando llega el resfriado....

9 días a la basura, así de claro. Un día amanecí con 39 de fiebre y desde entonces estoy hecho un guiñapo. No pude correr la Media de Getafe y he estado casi 10 días sin entrenar. El pasado sábado tocaban cambios de ritmo y me vi obligado a abandonar a la mitad del entrenamiento, no podía respirar y empecé a toser de una manera tremenda.

 

Así pues, se me aparecen los mismos fantasmas que el año pasado. Dolores de garganta, catarros…con lo contento que estaba yo!! Me veía en Sevilla el doble de entrenado que en Madrid, con mejores sensaciones y con más kms en mis piernas. Y si nadie lo remedia voy a llegar habiéndome perdido las dos semanas clave.

 

No me encuentro al 100% ni estoy pletórico de ánimo, mi intención es retomar esto como pueda, Edu me recomendó rodajes suaves donde pudiera ir respirando sin problema y así mis piernas irían poco a poco respondiendo. Eso voy a hacer, y cuando vea que estoy ya recuperado, probaré series.

 

De momento no me queda otra que rezar todo lo que sepa y esperar que no coja nada más de aquí a 3 semanas. Tocaremos madera….

Sevilla pasa por Getafe

Seguimos a tope con los entrenos. Me encuentro bien no, mejor. Mis piernas están respondiendo muy bien a todos los kilómetros que las meto y apenas se quejan, lo cual es bastante buena señal.

 

Este domingo tenemos la Media Maratón de Getafe, parece ser que se trata de una carrera bastante llana, donde podremos ir a ritmo sin muchos toboganes. Nuestra intención es bajar de 1:40:00. Una vez que termines tendremos que hacer una evaluación de estado, ver si  ese ritmo hemos ido bien y si podremos afrontar Sevilla con ganas de ir a 5 el km. Confieso que últimamente estoy algo pesimista en este sentido, creo que ir a 5 en Sevilla puede pasarnos factura en el último tramo, pero quizás esté pecando de infravalorarnos. Cierto es que mi padre está muy fuerte y que yo me encuentro genial, y también es verdad que Madrid no es igual que Sevilla…en Madrid fui a 5 y casi me muero. A Sevilla voy mejor entrenado, con más kms en el cuerpo…quizás lo de ir a 5 no sea tanta barbaridad como lo pinto, de una manera u otra la respuesta la tendremos al finalizar Getafe.

 

La nota negativa es la lesión de Silvia, parecía que su fascia lata iba a salir adelante pero la semana pasado dijo basta. Es baja para Getafe, pero confiamos en que pueda recuperarse pronto y estar en Sevilla.

 

El resto del team estamos bien, veo a Javi muy fuerte y a Dani con ganas de dar el DO de pecho. Creo que yendo todos juntos podemos afrontar el maratón con muchas más garantías, no sólo por ir más arropados si no porque somos un grupo muy chulo, donde todos cuidamos de todos y si a alguno le flaquean las fuerzas se que le levantaremos entre todos.

 

El domingo nos espera Getafe, antesala de la cita del año. A ver qué feeling tenemos al cruzar la meta, y pase lo que pase, seguiremos peleando. Sevilla va a ser nuestra, eso lo tengo claro.

Y así terminó 2014

Hace algunas semana que no escribo, así que me va a tocar recopilar información.  Espero no ser muy pesado.

La preparación para el maratón de Sevilla está yendo bien, mi cuerpo asimila bien los entrenamientos y no se queja tanto como en el de Madrid. Es buena señal,  estoy disfrutando más y sufriendo menos. En este camino vamos haciendo paradas interesantes. Una de ellas fue correr en San Martín de la Vega. Allí fuimos Silvia, mi padre y un servidor. Coincidimos con Edu y Elena,  que siempre es una gozada porque son gente encantadora. El sitio estaba a hacer puñetas, pero sólo éramos 280 corredores, valía la pena. Desde el primer momento dije que no iba a competir, que quería ir más de apoyo. Y así fue,  es un rol con el que disfruto mucho. En los entrenos me dejan ir tirando,  es una responsabilidad pero me lo paso genial y agradezco esa confianza. El objetivo era un 43. Mi padre había estado medio griposo y pensé que no estaría a tope,  me equivoqué . Fue muy bien y terminó  en 43.07. Silvia quedó segunda en su categoría,  es una campeona y como chica es un diez,  siempre con una sonrisa y con ganas de disfrutar,  muy buena gente.

La próxima parada sería la san silvestre. No es una carrera que yo catalogue cómo  "para hacer marca" y así se lo hice saber a mi padre. No quise competir,  de nuevo me hacía más ilusión ir con él . Pese a pensar lo de que no es la mejor carrera para hacer marca,  decidí salir a muerte e intentar que mi padre llegará a la albufera con un colchón importante. El paso por el kilómetro 5 marcaba una media de 4.04. Íbamos genial. Antes del 8 la media salía en 4.10. Y empezamos a subir,  mi cuerpo no estaba por la labor y en 5 segundos pasé de ir genial a no poder con la vida. Vi en el gps que estaba lastrando a mi padre,  así que le dije "tira tu ". Me dijo que no y yo le dije gritando con el poco aliento que tenía "tira con 2 cojones me c....en la p...."  y tiró,  vaya si tiró!

Yo alcancé cima con la respiración en modo agónico,  medio mareado y con cero fuerzas. Pero no quise parar. A 200 metros de la meta apenas podía respirar bien. Pasé meta y me tiré al suelo. Al poco mi cuerpo reaccionó,  me puse en pie y seguí. Me crucé con chema,  con el que me fundí en un abrazo y nos deseamos feliz año. Pocho estaba allí también,  que gran tío.  Y tuve la suerte de charlar un buen rato con Carlota serrano,  una crack y un amor de chica. Hice 43.11, mi padre....42.50, lo había conseguido,  qué bestia. Vaya año se ha marcado! Hizo un carrerón y la marca se la ganó de sobra.  Antes de comenzar,  mi amigo Alfonso nos dijo "sois un ejemplo",  eso me emocionó y creo que nos dió un plus de fuerza. No se si seremos un ejemplo pero se la suerte que tengo de hacer kms junto a mi padre,  son momentos valiosos que van a durar eternamente.

Y despedimos el año en familia y con una senda difícil de superar en 2015. Nos espera Sevilla,  y después quizás medite la posibilidad de volver a mi  grupo de entrenamiento con Damian y cía. Me va a costar cogerlos pero ya veremos.

Os deseo un feliz año y confío en que este 2015 nos traiga muchos momentos de felicidad a todos.  Nos vemos en el asfalto!

Jose Noblejas