Los kms del caballero Martínez

Érase una vez un hombre a una sonrisa pegado, un valiente, un caballero que cabalga por el mundo pensando en cómo y cuándo conquistará las tierras que desea.

Así empiezan todos los cuentos y también las historias sobre gente increible. Mucho se ha escrito sobre valientes caballeros que a lomos de su corcel han librado mil batallas y peleado contra dragones, villanos y gente de dudosa honradez.

Pero, qué pasaría si a ese caballero le bajamos del caballo, le damos unas zapatillas, y le ponemos a correr? Probablemente ya no hablaríamos de Ulises S. Grant o de D. Rodrigo Diaz de Vivar...estaríamos hablando de D. José Manuel Martínez Fernández.

No posee caballo alguno, pero va más rápido galopando él que haciéndolo a lomos del más veloz de los equinos. No tiene armadura pero su camiseta de tirantes le hace enfrentarse a batallas sin temer a nada ni nadie. De su cintura no pende ninguna espada, vence a sus rivales quemando el asfalto, los arrolla, conquista la tierra, clava su bandera y hace propia toda aquella tierra que sufre sus embestidas. No hay tiempo de contemplar paisajes, ni prados ni castillos, el tiempo es sólo lo que le separa de llegar el primero de muchos en cada carrera que participa.

Sir José Manuel Martínez. No creo que le guste el "Sir", así que dejémoslo en Chema, Chema Martínez.

Este incansable perseguidor de sueños, este optimista nato y este ganador es el mejor de una saga de caballeros que han perseguido una gloria que muchas veces se ha resistido. A sus 42 años sigue cabalgando, conquistando tierras y afrontando nuevas batallas. A quien osa preguntarle cual es su secreto siempre obtiene la misma respuesta "entreno todos los días de la semana, todas las semanas del mes, todos los meses del año".

Es una sonrisa perpetua, un "vamos" cuando la mayoría de la gente piensa en tocar retirada, un soñador y un guerrero que no conoce fin. Ayer tomó Alicante, y la gente del lugar, sorprendidos aún y atinitos frente a esa gesta declaraban haber visto pasar algo a gran velocidad. Esas voces alertan y sirven de aviso, ese tifón que arrasó Alicante se dirige a... Nueva York.

No hay escudo de armas, no hay lanzas, ni jinetes, ni reyes malvados, sólo un dorsal, un número y encima de ese número el apellido "Martínez", eso basta, cuando le vean llegar le reconocerán, hablarán de que no hay oponente lo suficientemente grande como para derribarle, trazarán planes para vencerle que terminarán como todos los planes que, hasta la fecha, han osado hacerle frente, en la basura y el olvido total.

Ha librado mil batallas, conquistó Barcelona, Madrid, Munich, Goteborg...
Y no para, sigue pensando en qué terrenos conquistar, qué tierras serán suyas, dónde clavar su bandera la próxima vez.

Chema es un caballero del siglo XXI, no se esconde bajo un yelmo ni detrás de ninguna armadura, no asusta a los niños ni le temen las señoras. Tiene admiradores en todos los rincones del planeta, gente que comparte su energía y su luz, porque estar al lado de Chema, aunque sean 5 minutos, es situarse en la lado bueno de la vida, es contagiarse de un optimismo sobrenatural, es compartir tiempo y espacio con un ser único. La sonrisa de Chema es mejor que una tortilla de ibuprofeno y prozac, es creer que toda situación puede ser superada, que cualquier meta puede ser alcanzada, que cualquier cosa que nos propongamos puede convertirse en realidad.

42 años cumplirá en pocos días, y ahí sigue, subiendo y bajando cuestas, haciendo kilómetros con la ilusiin de quien empieza a dar sus primeros pasos en atletismo. Esos pasos que imitan ya muchos, que sueñan con dar otros tantos.
Un referente, un ejemplo, un espejo donde mirarse. Los hechiceros siguen investigando el secreto de la fuerza en sus piernas, de ese corazón implacable capaz de derribar murallas, de ese alma pura que denota pasión en cada zancada.

Un día un rey le preguntó en qué centraba sus pensamientos cuando corría, y él, mirándole fijamente a los ojos dijo "yo, majestad, no pienso, corro!".

En pocas semanas estará cabalgando hacia Nueva York, y su equipaje es sencillo: ilusión, ganas, optimismo, compromiso, sacrificio...

Como todo caballero que se precie él también tiene un séquito, una legión de incondicionales, un batallón de infantería que no permitiría que nadie le pusiera una mano encima. En Nueva York ese batallón estará presente, de una manera u otra irá a su lado, animándole, empujándole siempre adelante, ayudándole en los últimos kilómetros y abrazándole cuando pase por la meta. Me enorgullece decir que soy parte de ese batallón, al igual que millones de personas a lo largo del mundo.

Todos compartimos algo, y es que todos, y digo todos, desde niños a adultos, todos queremos ser como Chema.

Se oyen ya los tambores de guerra, el ruido de las cornetas surca el cielo estadounidense, los soldados tragan saliva mientras guardan silencio y los generales trazan estrategias en pedazos de papel...es evidente, Chema Martinez se acerca.

Cabalgamos juntos, corremos juntos, soñamos juntos. Siempre contigo Chema!!


 



















1 comentario:

Anónimo dijo...

Precioso homenaje el que le brindas a Chema. Gracias por compartirlo con nosotros.