Y Vallecas fue nuestra. SSV 2013

Hace unos meses tuvo un edema óseo y no sabíamos muy bien cuándo podría volver a correr. El médico le dijo que seguramente fuera cuestión de un par de meses y el ánimo se nos bajó a todos un poco. Con mucha paciencia y mucho optimismo empezó con ejercicios en la piscina y con bici estática y a los dos meses empezó a trotar. Los resultados fueron sorprendentes ya que su zancada cambió y corría con más fuerza. 

Antes de diciembre de este año, mucho antes, yo ya sabía que iba a correr la San Silvestre con él. Era una promesa que yo mismo me había hecho y que sabía que a él le iba a hacer ilusión. Cuando le mandé el comprobante de pago con la inscripción me dijo que me iba a matar pero imagino que los nervios y la ilusión frenaron esas ganas de quedarse sin su hijo mayor. Poco a poco fue entrenando a un nivel más alto y en la carrera de las empresas, que la mitad es cuesta arriba por la Castellana hasta Plaza Castilla y vuelta, hizo un marcon, su primer sub 50 y empezó a dejar ver destellos de que en la San Silvestre iba a ver una marca histórica.

Fuimos a recoger la camiseta y el chip y quisimos rendirle un homenaje a una persona que para nosotros es muy especial y que siempre ha tenido un detalle de cariño con nosotros. Esta persona no es otro que Chema Martínez. Así pues por detrás de la camiseta de mi padre se podía leer "no pienses corre" y detrás de la mía el nombre Chema y el número 1, un número que siempre quedará ligado al nombre de Chema Martínez.

Y llegó el día tan ansiado, el día 31 de diciembre. A eso de las cuatro y media habíamos quedado con todos los del equipo clinica menorca cerca de la Plaza de los Sagrados Corazones, a casa vinieron antes Damian y su mujer Gema y nuestro querido amigo Miguel, de allí salimos hacia la Plaza de Lima en un autobús que tantas veces he frecuentado, el 120. Una vez llegamos allí pudimos repartir abrazos y gestos de cariño con todo los miembros del equipo, empezamos a calentar y el ambiente era inmejorable. La música hacía que la sangre fluyera por las venas a una velocidad de vértigo. Después de hacernos la foto de equipo y unas cuantas más que guardaré siempre con cariño en mi teléfono móvil nos dispusimos a ir al cajón que nos correspondía, que era el de menos 42. Y aquí tengo que hacer un inciso porque nosotros al igual que mucha otra gente llevamos una pulsera falsa, una pulsera que un amigo mío me había pasado escaneada e impresa.  Esto lo hice para evitar que todas aquellas personas que acreditan una marca falsa o que la marca se la hace otra persona pudieran interferir y poner en peligro una noche que debería ser de alegría y para disfrutar. Después de pasar el control de seguridad con algún que otro sustillo estábamos en el cajón de 42 con poca gente por delante y muchas ganas de ponernos a correr. 

Faltaban pocos minutos para que dieran la salida y la música de Avicii retumbaba en plena Castellana. Cuando dieron el pistoletazo me puse detrás de mi padre para evitar que alguien que se cruzara pudiera hacerle tropezar. Una vez que enfilamos la cuesta de Concha Espina me puse en paralelo y empecé con mi trabajo de liebre. 

La gente se cruzaba de una manera alocada y hubo muchos que iban hablando y contando batallas, lo que dificultó muchísimo encontrar una velocidad y un ritmo con el que poder llegar a meta sin sorpresas de última hora. Aún así en el kilómetro 8 seguíamos adelantando a gente y siendo pasados por corredores sin dorsal y de los cuales muchos se habían unido a la carrera pasada la Puerta de Alcalá.

Pasada la calle Serrano empecé a notar que el ritmo al que íbamos era superior al que yo tenía pensado, las piernas de mi padre parecían estar muy frescas y dispuestas a dar mucha batalla. El kilómetro 5 lo pasamos en 24 minutos lo que hacía presagiar que terminaríamos en una marca más que digna. Yo iba animandole y él me iba haciendo gestos como diciendome "voy bien tira". En el kilómetro 3 nos cruzamos con Pitu que nos animó mucho y al que mi padre tiene un especial afecto. A ratos parecía que se embalaba y ahi me salía el Damian que llevo dentro jejejeje le decia "a ritmo, tranquilo que vamos bien, no aceleres".

Cuando pasamos por debajo del Puente de Vallecas y faltaba poco para coger la temible Albufera le iba diciendo a mi padre "aquí recupera que dentro de nada tenemos que ponernos en faena". "Esto no va a poder con nosotros" le gritaba. 

Poquito a poco las piernas iban cansandose y la respiración se aceleraba pero ahí estaba él apretando los dientes y subiendo la cuesta como si fueran un liso. Coronamos la Albufera y nos separaba tan sólo un kilómetro para llegar a meta. Los números me estaban saliendo, si la cosa acompañaba terminaríamos en 48. Después de girar hacia la izquierda quedaba un trocito en pequeña subida y una recta que se hizo interminable. Aqui apreté y me puse delante para tirar de él los últimos 100 metros que se hacen eternos. 

Me doy cuenta de que la carrera se me ha pasado volando. Iba disfrutando, viendo que los tiempos salían, cuidando de que nadie se cruzará y pusiera en peligro una zancada nuestra y los minutos pasaron como milésimas. La música y el calor de todos los madrileños que nos acompañaron por las calles de la capital hicieron que 10 kms se nos quedarán hasta cortos!!! 

Alzo la vista y veo 48:06. Una pasada. El tiempo oficial debería estar en torno a 47:55 lo que significa que esta carrera ha sido un triunfo y que mi padre se ha portado como un verdadero atleta.

Hace unos meses no sabíamos cuándo podríamos volver a rodar juntos y ahí estábamos la última noche del año 2013 terminando 10 km en 48 minutos. Un día que difícilmente olvidaré y que quedará para siempre en el recuerdo de las navidades de los Noblejas.

A 2014 le pido un 39 para mí y mucha salud y muchas ganas para mi padre. De su 45 en la próxima San Silvestre me ocupo yo ; )  


Jose Noblejas 

4 comentarios:

Damián Sánchez dijo...

Con esa genetica ya podrás jejeje

Pater dijo...

Es muy bonito el relato que haces de la San Silvestre, fue un día muy especial para mi, un día muy esperado por el que he entrenado, he luchado y porque no decirlo he sufrido, cuando después de los entrenamientos todo mi cuerpo era un dolor.
Quiero darte las gracias por no dejarme “ pensar “ , me hacías los entrenamientos semanales, me apuntaste a un entrenamiento con Chema, me apuntaste a la carrera de empresas y me apuntaste a la San Silvestre, no dejabas que el desaliento o la responsabilidad me pudiera hacer tirar la toalla.
Gracias también por correrla a mi lado, con tu marca, podías haber corrido mas adelante con tus amigos y compañeros del Clínica, pero preferiste hacerme de “liebre”, y llevarme tutelado durante toda la carrera.
Fue una noche mágica, las piernas respondieron, los pulmones aguantaron y la marca llego, 48:06, y eso para mi es la “leche “.
Quisiera dar las gracias a toda la gente que me dio ánimos Damian, Gema, David, Javi, Miguel etc. etc...
Por ultimo agrade ceder a Chema Martínez el mensaje que me hizo llegar, que un numero uno del atletismo se acuerde de mi y me de la enhorabuena le define como lo que es, una gran persona.
Bueno hasta la próxima, y por supuesto “ NO PIENSES, CORRE “

Anónimo dijo...

yo quisiera tener un hijo como tu!!!.

Anónimo dijo...

yo quiero un hijo como tu!!