Os voy a contar varios casos, quizás los más significativos:
- Una compañera, siempre que me ve (y me ve todos los dias) me dice "ay jose, qué flaco estás". Esta frase podría pasar por normal si no hubiera ido acompañada de una cara de desaprobación rozando el asco en su rostro. "Qué quieres que haga?" es mi respuesta, a lo que ella ataca con un "come algo hombre!". Claaaaaaroooooo, cómo no he caído antes? El problema es que no estoy comiendo, ya decia yo que a eso de las cinco de la tarde se me nublaba la vista... A esta compañera ya le podéis explicar lo que querais que su visión sera la misma, que estoy muy flaco.
- Un compañero viene y con cara de preocupación me dice "tu te estás quedando muy delgado, estás bien?". Yo le digo que si, que estoy perfectamente, pero que llevo haciendo atletismo un tiempo y eso quema grasas que no veas. No le vale. Pasa al ataque con su mejor artilleria, la nutrición. "Pero tu no comes bien, tu comes tus fabadas, tu chorizo, huevos fritos y tal?". Permanezco dos segundos pálido, menos mal que al final reacciono. Y digo: "hombre, mis homenajes de vez en cuando me pego, no todas las semanas, pero de ahí a que mi dieta tenga que ser la que me dices tú...". Y sigue "pero tú para qué estás corriendo tanto?". "Pues veras, le respondo, es que me presento a la media maratón de madrid en abril". Y pasa de nuevo al ataque con otro arma infalible, el entrenamiento. "Eso lo puedes preparar corriendo menos, no hace falta tanto hombre". Y aquí confieso que se me agotó la paciencia, "mira me vas a perdonar, pero si quieres llamamos a mi entrenador y le cuentas cómo puedo prepararme una media corriendo mucho menos, porque me interesaría". No hombre, que tu estás haciendo las cosas bien" me dice... "Bueno, y finalizo, pues si te parece dejamos las cosas como están. Tu con tu colesterol en cuenca y yo corriendo todo lo que pueda".
- De nuevo una compañera, que se olvidó de decirme en qué universidad había estudiado medicina, me dice, con tono hiper serio: "no es normal que hayas adelgazado tanto, tu qué estás haciendo? Porque el cuerpo es muy listo, tu te estás tomando algo verdad?". Sin comentarios.
Estos son los casos más sonados. Luego está el crack de mi abuelo, os dejo sus perlas más reseñables:
"No entiendo las palizas que te pegas, en vez de hacer diez kilómetros haz 5, y ya está".
"Te vas a correr a laredo? Es que no puedes correr por aqui que te tienes que ir tan lejos?"
"Tu sigue entrenando que verás como cuando te lesiones tu empresa te despide"
"No entiendo que pareis una ciudad entera para correr, no os podéis poner a dar vueltas al retiro"
Y por último, la piedra filosofal, aquello sobre lo que gira la ira universal de los que nos ven como bichos raros...la suplementación. Partimos de la base de que toda la suplementación se va a entender como sustancia prohibida, dopping, algo horrible, caca. Si un gatorade es "eso raro que te bebes después de correr" imaginaros pedir opinión sobre la glutamina!!!
Llega un momento donde niegas la mayor, la versión oficial es "no tomo nada que no venga en un paquete de spaguettis". Y entonces descansarás en paz. Y que no se te ocurra hablar bien de la proteina en polvo!! Pecador!! "Ahí echan cosas raras" dicen muchos.
Pensando en escribir esta entrada, me acordaba de varios capítulos del libro "Manual del buen corredor" de antonio serrano, donde habla de anécdotas con amigos y familiares, muy recomendable.
Os habéis sentido identificados? Podéis enviar vuestras anécdotas y las iré publicando, simplemente comentar la entrada y me contais en ese mismo texto lo que os ha pasado.
Besos y abrazos!!!
Enviado desde mi BlackBerry® de Vodafone. FDNY, Never forget 9/11
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